Salir a jugar por la ciudad, fingida realidad de colores grises que algunos abrazan y mi risa febril, desquiciada, resuena en el aire.
Encender las calles, saltar de charco en charco y la estabilidad de los sentidos se ofrece de manera inocente ante la amabilidad de los extraños.
Mira bien, aun no me acostumbro a las ausencias y la tuya consume todo el aire...
(De cuando las palabras duermen en la garganta y todo se vuelve agua...)
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