Desear, despertar los sentidos y la noche se  viste con tu nombre.

Sinceridad, palabras que se liberan pero tu indiferencia las vuelven huecas, efímeras...

Mirar el mundo, narración ajena que nos lleva por tierras inexploradas...tu voz se vuelve silenciosa y no sé bien que reflejo mostrarte. La desilusión toma cuerpo en mí, veo como todo se torna opaco y sin sentido...

Manos febriles que anidan caricias sin destino intentan establecer un puente imaginario entre tu reflejo y el mío...pero las sombras devoran todo a su paso y el cuerpo se quiebra ante este suicidio emocional consentido...

Las horas reclaman respuestas que nunca llegan y todo duerme en asfixiante letargo...

Saltar al vacío, sentir el viento en la cara, la gravedad reclama la conciencia del cuerpo y la rebeldía se despierta, todo  bulle en el interior y las alas se extienden plenas.

No hay posiblidad de caer, la ingravidez del tiempo envuelve todo y la inconciencia toma forma en el cuerpo.

Alguien sentencia la perfección de los números y la inexactitud de los sentidos...un grito hueco brota y el caos explota, lo sensorial se hace carne y el placer de ver todo arder se apodera...

Incendiar el alma, quemar las naves, dejar que un enjambre de palabras se claven en tu cuerpo y regalarte el disfrute de la agonía...

Mira bien, mis manos aun son agua y los peces vuelan en el aire...solo que ahora voy transitando nuevas tierras y de a ratos puedo no volver...