Las horas corren, el sueño perdido se acumula en el cuerpo y la ingravidez marca mi andar.
Entonces dices mi nombre, intento verte pero todo se vuelve difuso...
El incendio corre bajo la piel, todo urge y el deseo no se cuanto tiene de real o de imaginario...acaso, lo sabes?
Hombrecito fatuo que cree saber jugar un juego que le queda grande, que acepta un reflejo hueco como realidad e intenta esconder sus pies de barro de manera torpe...mira, te estoy hablando, la madrugada trae nuevas luces y vuelvo a intentarlo, a mostrarte viejas cicatrices y a contarte los horrores que se cuelan por las noches entre las sabanas...
(De cuando me aferro a las palabras para salvarme...)
