Cuesta, me cuesta horrores escribir y mostrar lo que realmente reflejo...La rutina me gana, me vence en intentos mezquinos y promesas vanas...la inconsistencia, la sensación ambigua de la indiferencia. Deseo encontrarme a mi misma, por ahi, en cualquier calle...mirarme a los ojos y golpearme, sentir el picor de la bofetada tanto en la mano como en la mejilla...porque siempre supe que soy mi mejor verdugo...
No hay contemplaciones en el mundo del espejo, la sangre brota facilmente y en un segundo baña todo el cuerpo...
Pero hay promesas siempre hay promesas, entonces de manera desesperada intento guardo las sombras debajo de la cama y sonrío, dejo que me abracen...porque de esa forma todo se tiñe de gris, de normalidad...pero yo deseo colores, rabiosos, febriles...esos que cada tanto me visten y hacen que el aire no sea tan pesado...
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