miércoles, septiembre 07, 2005

Sala de espera

Hoy es un día de aquellos en lo que todo lo que me puede salir medianamente bien termina saliendome totalmente mal y aquellas que me saldrían totalmente mal me salen bien o al menos eso es lo que creo. Saliendo de lo de mi dentista pensaba en mi estado de animo previo a la consulta y post consulta. No se por que pero en lo que respecta a salas de espera de consultorios médicos en la de los dentistas(al menos en mi experiencia) sucede algo extraño. Uno sabe bien a que hora entra, pero jamás a la que uno/a saldrá. Es como si en el mismo momento en que traspasamos el umbral de entrada una especie de espacio-tiempo paralelo nos tragara y quedaramos encerrados en un infinito inabarcable. Creo que hay una suma de factores que generan esta sensación, una de ellas podría ser las revistas viejas que siempre abundan en los consultorios(aunque cabe señalar que en las peluquerías también pasa, al menos en las de mujeres, ya que las de hombre nunca visito y no se si sucede o si es que hay revistas), otra cuestión es que despues de casi una hora de espera te pones a hablar con los demas pacientes que se encuentran en tu situación y vas descubriendo que aún no atendió a dos personas que en teoría estaban antes que vos. Obviamente la espera se hace interminable, eterna y en una cuestión de segundos todo cambia, se acelera. De repente te ves caminando hacia el sillón, elevas tu mirada al cielo y emitis una plegaria interna:"que no use el torno, que no me toque el torno..."
sinceramente no se quién la oirá, nunca supe si existe el santo de los dientes, se que a Santa Lucía se la asocia con la vista pero con respecto a los molares y demás no se cual es el santo en cuestión. Luego de un rato en el que me miran el interior de mi boca como auto con el capot levantado, mi dentista sonríe y me avisa que todo esta bien. Puedo asegurar que en ese momento es tan grande mi felicidad que sería capaz de pasarme unas horas mas ahi adentro alentando a mis compañeros de la sala de espera y comentandoles que hermosa es la vida. Pero al llegar a la sala en cuestión y ver la cara de pocos amigos que tienen mis ex compañeros me limito a despedirme y desearles suerte.
En fin, es hora de que me despida...

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